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Intervención del Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón

09/07/2021
  • Clausura de la asamblea general de Femetal

El próximo día 20 cumpliré dos años en la presidencia del Principado. Aunque a efectos prácticos hace casi dos meses que cruzamos el ecuador de la legislatura, es una buena ocasión para ojear el balance. Imaginen esos viejos cuadernos de cartoné donde los contables anotaban las columnas del debe y el haber con una caligrafía esmerada y los céntimos precisos. Vamos a ver cómo van las cuentas.
 
No se alarmen, que no les voy a aburrir con semejante detalle. No obstante, entiendan que aproveche la invitación a participar en la clausura de esta asamblea para exponer algunas reflexiones sobre la situación económica y, en particular, sobre el sector que ustedes representan. Gracias de antemano por ofrecerme esta oportunidad. Gracias a su presidente, Guillermo Ulacia, y gracias a todos y todas ustedes por invitarme a compartir este acto.

La preocupación industrial es una vieja compañera. Del niño que crecía en Laviana al joven militante, del estudiante de derecho al alcalde que también presidió la Asociación de Comarcas Mineras de España (ACOM), la ansiedad por asegurar el porvenir de las cuencas ante el declive del carbón ha sido y es una constante de toda mi trayectoria. Lógicamente, cuando asumí la secretaría general de la Federación Socialista y, posteriormente, la candidatura a la presidencia del Principado, esta inquietud se multiplicó.

Recordarán que mi primera decisión como presidente del Gobierno de Asturias fue defender la imposición del arancel ambiental para evitar la desventaja competitiva de la siderurgia europea: de poco sirve que los Estados de la UE limiten las emisiones de CO2 si permiten la importación de acero sucio procedente de terceros países que no asumen obligación alguna contra el calentamiento climático. Por fortuna, la UE está tomando decisiones en la línea planteada por el Ejecutivo del Principado. Son medidas favorables para la siderurgia; favorables por tanto para nuestro porvenir industrial.

Dirán que es lo menos que podía hacer el presidente de Asturias. Claro, tienen razón. Lo que intento dejar claro es que el respaldo a la industria ha impregnado la actuación de mi gobierno desde el inicio mismo del mandato. La enumeración de ejemplos incluye, entre otras cuestiones, la exigencia del Estatuto de las Electrointensivas, el apoyo a la confirmación del multimillonario contrato de Santa Bárbara y al rescate de Duro, la atracción de nuevas inversiones o la búsqueda de pactos amplios, como el de la Transición Justa, la Alianza por la Industria o la Estrategia Industrial Asturias 2030.

Estamos dispuestos a iniciar la negociación de un nuevo acuerdo de concertación con la patronal y los sindicatos que servirá de base al próximo presupuesto del Principado. Un presupuesto clave para que Asturias continúe enganchada con fuerza a la reactivación. Permitan el subrayado: debemos apuntalar la reanimación con todos los recursos disponibles. 

Vuelvo al hilo principal. Ha habido compromiso, ha habido exigencia, ha habido logros. También decepciones y problemas pendientes de solución, ciertamente. 

La decepción más conocida, la del Estatuto de las Electrointensivas. La admitimos con todas las letras, del mismo modo que ahora reconocemos el apoyo de la vicepresidenta Teresa Ribera y la ministra Reyes Maroto a la ampliación de las compensaciones por CO2, con la voluntad de alcanzar el tope máximo permitido por la Unión Europea. Pienso que esa es la actitud adecuada, honesta y seria, la que no llama a engaño a nadie: el Gobierno de Asturias no calla cuando las cosas no salen como queremos, pero también toma nota de las noticias favorables.

En cuanto a las dificultades, pongo el acento en una, la que atañe a Alu Ibérica. Hay más, por supuesto, pero esta resume bien la trayectoria del Ejecutivo del Principado: nadie ha sido más claro a la hora de denunciar incumplimientos y pedir responsabilidades. Ahora esperamos que Alcoa deje de ser parte del problema para facilitar la búsqueda de un inversor que pueda rectificar su lamentable comportamiento.

Insisto: compromiso, todo, y claridad, siempre. La he utilizado hasta aquí para hablarles muy por encima de lo hecho. He citado logros concretos, decepciones y problemas. También he reseñado la disposición continua al diálogo como pauta de actuación; si quieren, como marca de la casa, para que nos entendamos todos. A partir de ahora, atenderé más al presente y al futuro. 

Empiezo por el presente. Voy a dibujarlo con algunos datos:

Primero, los laborales. La industria asturiana ha recuperado ya el nivel de empleo previo a la pandemia. Entre junio de este año y junio de 2020, el paro en el sector ha disminuido un 20,84%, el doble de la media nacional (10,44%). Sólo la construcción presenta mejor evolución.

En cuanto a actividad y producción, los indicadores también son muy positivos. Los últimos, correspondientes a mayo, reflejan un crecimiento interanual del 34,8%, el cuarto más alto de todas las comunidades. Si entramos en mayores precisiones, encontramos potentes incrementos en metalurgia, fabricación de productos metálicos o empresas transformadoras de metales. Conste que el aumento de mayo no es ocasional, sino que consolida la tendencia iniciada hace ya meses.

Las perspectivas de crecimiento de la industria alcanzan el 8%, muy por encima del 5% de la media autonómica. El cálculo es de Hispalink, no del Gobierno de Asturias.

Lejos de mí el triunfalismo, pero es hora de contrastar estos indicadores netamente positivos con el machacón discurso negativo sobre la evolución industrial. Lo afirmo para abrir el enfoque. El coste de la energía, unido al encarecimiento especulativo del mercado de emisiones, dificulta la competitividad de las empresas; en especial, de las que más electricidad consumen. Es un problema importante que requiere medidas a corto plazo: desde el aumento de las compensaciones por CO2 hasta la aplicación del mecanismo que sustituya a las subastas de interrumpibilidad. Todo lo que sea necesario para abaratar los costes hasta que se reduzca el precio de la electricidad con la entrada masiva de renovables. Estamos empeñados en cada uno de esos objetivos. Dicho esto, asumamos también las buenas expectativas del sector industrial, no quedemos prendidos del mantra del declive. 

Ahora atrevámonos también a abordar el futuro. Ya sabemos que hemos de mantener la presión para bajar los costes. Pero también tenemos más deberes. Para sintetizar, los agrupo en cuatro. 

a)    La primera obligación es asumir un cambio inevitable. Perdón por la inmodestia, pero creo que lo estamos consiguiendo. La doble transición ecológica y digital no sólo es irreversible, también es necesaria. Ustedes conocen la realidad empresarial y no me dejarán mentir: la industria ha asumido el desafío y está preparándose para ganarlo. Es lo correcto. Ofuscarse en poner puertas al campo sólo nos arrastraría a la melancolía.

b)    La segunda es prepararnos para aprovechar los fondos europeos. Hablo en plural. Prepararnos incluye la Administración estatal, el Gobierno de Asturias y las propias empresas. Nos necesitamos mutuamente, desde las pyme hasta las mayores compañías, porque tanto el acierto como el fracaso serán colectivos. Con sinceridad, opino que todos estamos cumpliendo con lo que nos toca. El Ejecutivo del Principado se ha dotado de la arquitectura institucional adecuada, está reforzándose para asumir un exigente reto de gestión y ha identificado proyectos susceptibles de movilizar 6.500 millones de inversión. Las empresas, por su lado, están volcadas en la elaboración y presentación de iniciativas, hasta el punto de que no hay prácticamente una gran firma que no esté diseñando su propia estrategia. 

Supongo que ahora esperan que me extienda sobre las inversiones previstas por Arcelor. Por respeto a la empresa, no debo hacerlo. Sus responsables son quienes tienen la palabra en este caso. Eso sí, puedo decir que estamos en las vísperas de un anuncio que será un parteaguas en nuestra historia industrial. 

c)    Adecuar la formación. El consejero de Industria siempre tiene la cautela de advertir que los fondos europeos no serán un bálsamo milagroso capaz de disipar todos los males. Tiene razón: ni van a arrasar las dificultades ni podrán atender todos y cada uno de los proyectos que se presenten, pero sí nos ayudarán a superar con éxito ese doble reto de la transformación ecológica y digital. Parémonos un poco en esos dos adjetivos, porque esos van a ser los rasgos que definirán las próximas necesidades laborales. Hemos de esforzarnos -y de nuevo enfatizo el plural- en adecuar la preparación a esa demanda. Aludo a la Universidad y, en especial, a la Formación Profesional. Tenemos una de las mejores ofertas formativas de España, pero nos queda muchísimo por hacer. Hay que elevar el prestigio de la FP, mejorar su relación con la Universidad y renovar continuamente su catálogo de títulos. En todas esas metas -y, de manera especial, para fortalecer la FP dual- la implicación empresarial es imprescindible.

d)    Echar el resto en I+D+i. Vuelvo a decir lo mismo. Sin el concurso de la iniciativa privada, la tarea quedará incompleta. No se sabe bien hasta qué punto el apoyo del Gobierno de Asturias a la ciencia, la investigación y el desarrollo tecnológico es bien recibida fuera de nuestra comunidad y contribuye a la atracción de inversiones. La labor de la Consejería de Ciencia ya ha conseguido elevar a nueve los centros de I+D+i vinculados a grandes empresas, una cantidad que irá en aumento con las convocatorias para los próximos ejercicios. Esa apuesta, que también se traduce en múltiples iniciativas en pro de la captación y retención del talento, tiene que convertirse en una de las señas que identifiquen Asturias en España y en Europa. Para ello también necesitamos su implicación, para anudar una alianza por la investigación y el talento que aúne al gobierno, las empresas y la Universidad. 

Voy concluyendo. A principios de esta semana, el lunes, recibí a Guillermo Antuña. Es un joven investigador que hizo sus prácticas precisamente en Femetal y que prepara una tesis sobre los efectos de la reconversión industrial en el sector metalmecánico.

Contra la opinión general, sostiene que las empresas consiguieron salir bien libradas, diversificar clientes y mercados y ganar en competitividad. Para ello fue clave la colaboración, la aleación de voluntades para alcanzar objetivos compartidos. Yo hoy les invito a recorrer ese camino con el Gobierno del Principado para superar con éxito el gran desafío de la transformación ecológica y digital de nuestra industria. Estoy convencido de que podemos hacerlo. De que dentro de un tiempo se recordará que Asturias supo unirse para ganar un futuro que ya está al alcance de la mano.

Declaro clausurada la asamblea general e Femental y Metraindustry 4. 


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