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Intervención del Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón
Agradezco que me hayan invitado a participar en la clausura de este congreso. Para el Gobierno de Asturias es un honor que hayan decidido celebrarlo en el origen y en el paraíso. En el origen porque aquí, en Oviedo, nació el camino primitivo a Santiago; y en el paraíso porque el apellido turístico de Asturias es, como bien saben, el paraíso natural.
Me gustaría que hoy no tuviera que hacer mención alguna a la pandemia. Doy por hecho que es un deseo compartido: poder abordar la situación y los desafíos inmediatos del sector hotelero sin necesidad de andar vigilando de reojo la evolución de la enfermedad, los preocupantes índices de contagios de otros países –incluso de otras comunidades autónomas- ni las tasas de vacunación. Estoy convencido de que la ministra Reyes Maroto, de que todos y todas ustedes, participan de la misma aspiración.
Sin embargo, la realidad manda, manda sin contemplaciones y nuestra obligación es mirarla de frente. No olvidemos que si hoy podemos reunirnos es porque la enfermedad ha disminuido drásticamente. Hay menos infecciones y las que se producen cursan con menor gravedad en la mayoría de los casos. Las medidas de protección, y sobremanera las vacunas, se han convertido en el mejor cortafuegos contra la epidemia.
Ha costado mucho llegar hasta donde estamos para arriesgarnos a dar pasos atrás. Ustedes, los empresarios y empresarias de la hotelería, saben bien cuántos han sido los daños sufridos en los meses más duros, con la actividad limitada al máximo, las puertas de sus establecimientos cerradas durante semanas incontables. Ahora, todos –y yo el primero, se lo aseguro- queremos volcarnos en la reactivación, en bombear con fuerza el crecimiento económico. Pero debemos tener claro es que este objetivo será imposible si no continuamos arrinconando a la pandemia. Sé que resulta cansino escucharlo, que cada amenaza de oleada parece la reposición de una película de miedo, pero es la cruda verdad. Y quien dude, que se fije en lo que está sucediendo en Europa y en otras partes de España, donde se empiezan a proponer y aplicar nuevas medidas de control. Por desgracia, sobran pruebas de lo que digo: mantener a raya la enfermedad es clave para seguir impulsando el crecimiento.
Hace unos días, nuestra comunidad fue elegida para celebrar los Diálogos sobre el futuro del sistema sanitario, con participación de la comisaria europea Stella Kyriakides y de la ministra Carolina Darias. La ministra definió el Principado como “un faro de luz permanente y un referente” en la gestión sanitaria. Suena casi sonrojante, pero es cierto que la opinión generalizada, y fundamentada, es que Asturias lo ha hecho bien.
No ha sido nada fácil, y el presidente de OTEA, José Luis Álvarez Almeida, su anfitrión, lo sabe de primera mano. Hubo discrepancias, tensiones, incluso recursos judiciales contra las limitaciones que decidía el Gobierno de Asturias. Para decirlo todo, también ha habido diálogo abierto, franco y compromisos mutuos.
En este punto quiero subrayar la colaboración y disposición de la hotelería en toda España en los peores momentos de la pandemia, cuando se pusieron a disposición para funcionar como alojamientos esenciales. Recordemos que cuando los contagios estaban disparados y la población confinada en sus casas, la hotelería se ofreció para abrir, para acoger a médicos, sanitarios, transportistas… Había inquietud y temor, por qué no reconocerlo, pero, con todos los miedos a cuestas, actuaron con generosidad y responsabilidad porque sabían que eran imprescindibles. Esa actitud hay que ponerla en el haber de la hotelería española.
Por lo demás, las tensiones derivadas de las limitaciones a la actividad son comprensibles: es lógico que una organización empresarial defienda su sector, seriamente afectado por las restricciones, y es lógico también que el gobierno aplique una visión general guiada siempre por la ciencia y la protección de la salud pública. Entiendo perfectamente que una asociación empresarial pelee por sus intereses; lo que me cuesta mucho más digerir es que se practique un descarado oportunismo político a cuenta de esas reivindicaciones.
Voy a lo importante. Cuando el Ejecutivo tomaba todas aquellas decisiones era consciente de su severa repercusión. De ahí que nuestro presupuesto incluyera un fondo covid de 100 millones que ya se ha movilizado en su totalidad y que ha permitido que la hostelería asturiana haya sido la que más ayudas recibió de la cornisa, como ha reconocido el presidente de OTEA.
Sabíamos eso, pero sobre todo sabíamos que la contención de la pandemia era la mejor manera de relanzar la economía y, en concreto, la actividad turística. Los datos del Principado son de una contundencia incontestable.
- Durante el año pasado, Asturias fue el destino turístico de referencia de toda España.
- En 2021, nuestra comunidad ha vuelto a demostrar su fortaleza: durante los primeros 9 meses de año, Asturias ya había superado los números de todo 2020, tanto de turistas como de pernoctaciones.
- Concretamente, en julio, agosto y septiembre se lograron cifras récord, en algunos casos las mejores de la serie histórica. En el caso de la hotelería, el sector más favorecido, aumentó tanto el número de visitantes como de estancias. Los últimos datos del INE, referidos a septiembre, confirman la misma tendencia.
A nadie se le escapa que esos excelentes resultados están vinculados a la idea de Asturias como destino seguro. A todos nuestros atractivos turísticos y también, al convencimiento de que el Principado garantizaba una buena política sanitaria. Gracias a la gestión de la pandemia, Asturias ha vivido el mejor verano turístico de su historia.
Ahora que vivimos de nuevo una escalada inquietante de contagios en otras comunidades y Estados europeos, no debemos permitirnos dar pasos atrás que ralenticen la reactivación, que perjudiquen a la actividad económica o que, por ejemplo, amenacen el potencial que ofrece la celebración del Xacobeo. Hay que parar en seco cualquier escalada de la enfermedad. Esa es la primera exigencia que hemos de imponernos: seguir con la pandemia achicada, arrinconada, para que la economía siga recuperándose. Y lo conseguiremos mejor si trabajamos de la mano con el mismo propósito.
Tenemos que lograrlo para que el turismo –y, dentro de él, el sector hotelero- mantenga su relevante contribución al desarrollo económico. Los últimos cálculos estiman que este año la aportación del sector al PIB estatal se quedará en un 8,4%, a bastante distancia del 12,4% alcanzado en 2019. Todavía nos queda mucho terreno por recuperar, y también en Asturias, donde esperamos consolidarnos muy por encima del listón del 10%. El turismo –y la ministra Reyes Maroto no me dejará mentir- volverá a recobrar toda su pujanza para continuar siendo uno de los motores de la economía española.
De todo eso, estoy seguro, han debatido ustedes en este importante congreso. De cómo asentar la sostenibilidad social y económica de la hotelería, de cómo avanzar en la innovación y la transformación digital; en fin, de cómo seguir logrando que la hotelería española continúe siendo una referencia internacional.
El Gobierno del Principado seguirá apoyando al sector, denlo por seguro. Con iniciativas ya en marcha como
- Asturias a lo grande para incentivar el consumo, del que podrán beneficiarse todas las personas que reserven dos o más noches de estancia en los establecimientos asturianos adheridos a esta iniciativa.
- O con el refuerzo del programa de descuentos Asturpass, que permite disfrutar de 65 euros por estancias, también de dos o más noches, en los alojamientos participantes.
Son sólo dos muestras de acciones exitosas impulsadas por este Ejecutivo. No voy a detallárselas todas para no robarles más tiempo, pero no les quepa duda del apoyo resuelto del Principado al sector hotelero.
Gracias en el nombre del Gobierno del Principado por haber elegido Asturias y, en concreto, Oviedo, para celebrar este encuentro. Como les dije al principio, recuerden que están en la ciudad origen del Camino de Santiago y en la comunidad que se identifica como el paraíso natural. Y aún me quedé corto, porque Oviedo es uno de los mejores sitios para disfrutar de la cultura sidrera, que va camino de ser patrimonio de la humanidad. Aunque sea simbólicamente, brindo por el buen futuro que se merece el sector hotelero, el mismo que se merecen todas y todos ustedes.
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