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Intervención del Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón
Gracias por haber elegido Asturias y, en concreto, Gijón, para la celebración de este undécimo Foro Empresarial entre España y Estados Unidos. Siempre es un honor albergar una cita de tanta relevancia económica. Vaya por delante mi reconocimiento a todas las instituciones y entidades –y, de modo muy especial, a las cámaras de comercio- que han hecho posible este acontecimiento con su involucración.
La globalización es uno de los rasgos que define nuestro tiempo. Dicho de un modo muy simple, podemos asegurar que no hay manera posible de permanecer ajeno a lo que sucede en el resto del mundo. Una noticia viral, sea cierta o falsa, rebota al instante en las pantallas de los teléfonos móviles hasta rodear el planeta. Si su isla tuviera cobertura, hasta Robinson Crusoe podría ser víctima de un fake.
Las implicaciones de esta realidad han sido muy debatidas; en especial, sus derivadas económicas. Pero hoy no pretendo adentrarme por ese camino, que sigue dando para mucha discusión. Voy a algo mucho más práctico e inmediato: la necesidad de reaccionar con inmediatez ante las ocasiones que surgen porque hoy la competencia empresarial también es un fenómeno global.
Ustedes acaban de abordar el nuevo plan de infraestructuras de Estados Unidos, lanzado por el presidente Joe Biden. Hablamos de una inversión de 1,2 billones de dólares que este noviembre ha recibido el visto bueno del Congreso. Es un desembolso colosal, que nos remite de inmediato al plan de autopistas de Eisenhower, hace ya más de medio siglo, y continuación a su vez de las políticas del New Deal de Roosevelt. Por cierto, visto desde la política española, ese hilo conductor compartido por demócratas y republicanos resulta muy sugerente.
Pero, por encima de los precedentes, quiero llamar la atención sobre las propias palabras del presidente Biden. Al explicar el plan de infraestructuras, afirmó lo siguiente:
“Se trata de una inversión única en una generación, que creará millones de puestos de trabajo, modernizará nuestras infraestructuras, convertirá la crisis climática en una oportunidad y nos pondrá en el camino para ganar el siglo XXI"
No sé si a ustedes les suena esta reflexión. Es el mismo fondo que anima el programa Next Generation de la Unión Europea. Por supuesto, con muchas diferencias, pero con un sustrato común: la movilización de recursos para superar las consecuencias de la crisis sanitaria y para afrontar el desafío de la transición ecológica (o descarbonización, llamémosla como queramos).
Estamos, también en este caso, hablando un lenguaje global: cómo hacer del inevitable cambio de paradigma económico una oportunidad para el crecimiento. Salvando todas las distancias y sin pretender entrar en comparaciones, es el mismo horizonte que propugnamos en el Principado: no empeñarnos en retrasar el cambio, ni mucho menos en negarlo, sino en convertirlo en un acicate para la modernización empresarial y el crecimiento económico. Con el concepto que popularizó el presidente Kennedy, y ya van cuatro mandatarios americanos en esta breve intervención, esa es la nueva frontera que se preparan para cruzar las empresas españolas, resueltas a ganar el futuro.
Las empresas españolas y, por descontado, las asturianas. Entiendan que aproveche este acto para barrer para casa, y para hacerlo con buenos argumentos. Les cito sólo algunos. Aparte de la experiencia de nuestras empresas constructoras y del potente sector metalmecánico y siderúrgico, en Asturias tenemos astilleros que asisten a la construcción de parques eólicos marinos (off shore), compañías de vanguardia en la fabricación de componentes para renovables, empresas que están trabajando tanto en la producción como el almacenamiento y distribución del hidrógeno verde, llamado a ser una de las energías del futuro. Todo eso y, además, esa excelente plataforma para el intercambio comercial que es el puerto de El Musel, uno de los principales del Arco Atlántico. Tal y como se ha dicho estos días, nos encontramos ante una excelente oportunidad para invertir en Estados Unidos.
Con permiso de la ministra de Industria, para eso estoy aquí. Para agradecer la realización de este foro en Gijón y para animar a las empresas asturianas a aprovechar al máximo esta ocasión histórica, que puede multiplicar la competitividad internacional de nuestras compañías. El Gobierno del Principado les ofrece toda la colaboración que precisen, sea a través de Asturex o del Idepa, para facilitar la realización de sus proyectos.
Piensen además que no partimos de cero. Que cerca de un centenar de empresas del Principado exporta habitualmente a Estados Unidos y en torno a 450 lo hacen de forma más esporádica. El año pasado, el valor de las exportaciones de las empresas asturianas superó los 220 millones, cantidad que el ejercicio anterior se había elevado a casi 280. Tenemos capacidad, tenemos experiencia y ahora debemos demostrar iniciativa y audacia.
Les dejo con unas últimas consideraciones. Estos mismos días se puede visitar aquí, en Gijón, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, una exposición titulada Emigrantes invisibles, dedicada a los españoles en Estados Unidos. Es cierto, muchas veces se obvia esa parte de la emigración. Y, sin embargo, hoy residen en ese país unos 8.000 asturianos, más que en Francia, Suiza, Reino Unido o Venezuela, muchos de ellos vinculados a empresas que ya están asentadas en Estados Unidos.
Y si se trata de credenciales históricas, también vamos sobrados. Un asturiano, Pedro Menéndez de Avilés, fundó San Agustín de La Florida, la ciudad más antigua del país. En ese mismo lugar nació en 1566 Martín de Argüelles, de origen asturiano y, al decir algunos estudios, nada menos que el primer europeo nacido en Estados Unidos. Con semejantes cartas de presentación, cómo vamos a tenerle miedo en el siglo XXI a la aventura americana.
Finalizo con un llamamiento muy en serio: ministra, representantes institucionales, empresarios y empresarias, no dejemos pasar de largo esta magnífica oportunidad para fortalecer las relaciones empresariales entre España y Estados Unidos.
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