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Intervención del Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón

30/12/2021
Firma del Acuerdo de Concertación Social y Económica de Asturias (CSEA) 2022-2023

Celebro de veras poder acompañarles en este acto. El lunes recibí una buena nueva: el resultado negativo de una PCR. Ese ha sido el salvoconducto que me ha permitido recuperar mi actividad al frente del gobierno. Como para cualquier otro infectado por el coronavirus, fue una alegría. Por cierto, aprovecho para destacar públicamente el gran trabajo del personal sanitario, entregado, con todas las letras, en la atención a los demás. Permitan que en este punto haga una mención especial a Rafael Cofiño, el ex director general de Salud Pública. Ha hecho una gestión ejemplar, digna de reconocimiento.

Digo que fue una alegría, y añado que por partida doble, porque yo quería mucho estar aquí, en esta firma. La concertación tiene ya historia en Asturias desde aquel primer acuerdo liderado por Pedro de Silva en 1988. De alguna manera, la hemos incorporado a nuestra tradición, como un rasgo propio del ecosistema sociopolítico. Probablemente, eso explique por qué a menudo se le concede menos relevancia de la que merece: ya se sabe que algunas, tantas cosas, no se aprecian hasta que se pierden. Fijémonos, por ejemplo, hasta qué punto se están elogiando los grandes entendimientos sociales alcanzados a nivel nacional, como la necesaria revisión de la reforma laboral. Pues bien, sepamos valorar el largo camino de pactos que llevamos transitado en Asturias. Eso también forma parte de nuestro patrimonio.

Cada uno tiene su importancia, además. A mi juicio, el que hoy rubricamos reúne varias virtudes que lo dotan de una especial relevancia. Me gustaría que no pasaran por alto.

La primera es la responsabilidad. Ya sé que esta palabra se utiliza a menudo, pero no hay mejor manera de resumir la actitud de quienes dirigen FADE, CCOO y UGT. María Blanco, presidenta de FADE; José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras; Javier Fernández Lanero, secretario general de UGT, muchas gracias por este ejercicio de responsabilidad con Asturias. Gracias, también, vicepresidente Juan Cofiño, por constatar de nuevo tu capacidad de negociación, y al director general de Industria, Juan Carlos Aguilera, por tu esfuerzo. Cuando la nueva e inesperada ola de la pandemia está provocando un elevadísimo incremento de contagios, la ciudadanía necesita -y yo diría que exige- capacidad de diálogo y consenso. Nos hemos visto forzados a aplicar restricciones transitorias a determinadas actividades que irán acompañadas de nuevas ayudas, proporcionadas al daño económico. Subrayo este compromiso.

Pero incluso sin que la crisis sanitaria se hubiera recrudecido, ahora toca aunar fuerzas para consolidar la reactivación en marcha. Esta semana, un informe avanzaba que la pujanza de la industria situaba a Asturias en la primera línea de la recuperación en España. Es un dato ilusionante, y más si tomamos en cuenta las buenas expectativas de la construcción y del sector turístico. Pues bien, este acuerdo contribuirá a afianzar esa potente e imprescindible reanimación. Espero que mañana mismo se confirme otra magnífica noticia: la aprobación del mayor presupuesto de la historia de Asturias, con 5.354 millones. Gracias de antemano a todas las fuerzas que lo harán posible: son días para la política útil, comprometida y relevante al servicio del bien común, no para el ensimismamiento partidista.

La segunda es la oportunidad. Las primeras concertaciones se suscribieron cuando Asturias encaraba la reconversión industrial más fuerte de España y la comunidad autónoma estaba conmocionada por fortísimas movilizaciones. El Principado sufría en carne viva el primer gran cambio de su orden económico, que acabaría con la hegemonía de las empresas industriales públicas y, finalmente, con la práctica desaparición de la minería. En aquellos momentos hacía falta pensar otra Asturias. Salvadas las distancias, hoy estamos ante otro trance de similar envergadura: el cambio de paradigma hacia la nueva economía verde y digital.

De nuevo, hace falta pensar otra Asturias, la nueva Asturias a la que nos encaminamos de lleno. Y a eso se dedica en buena parte este acuerdo de concertación, con un planteamiento realista y equilibrado: reconoce que ese tránsito plantea problemas, pero también abre múltiples oportunidades. No se trata de dar un portazo inútil al cambio, sino de minimizar sus daños y exprimir sus ventajas. Y de hacerlo, además, con la vista puesta en los jóvenes. La preocupación por la juventud -por su formación, por su empleo, por su emancipación, incluso por su salud- impregna de principio a fin la concertación. Fijémonos, por ejemplo en el papel que reserva al desarrollo de la nueva formación profesional, llamada a ser uno de los mejores caminos hacia la empleabilidad.

Llamo la atención sobre este punto porque coincide -no podía ser de otra manera- con una de las prioridades explícitas del Gobierno de Asturias, que ya anuncié en el debate sobre el estado de la región: la articulación de un plan de impulso juvenil que aborde este conjunto de problemas.

La tercera virtud es, lógicamente, el contenido. Lo habitual es que nos quedemos sólo con los números. Por supuesto, comprometerse a movilizar 981 millones en dos años (2022 y 2023) es un dato muy significativo que acredita muy a las claras cuál es la voluntad de este gobierno.

Pero también debemos poner el acento en otras cuestiones, por encima incluso de la cuantía de los guarismos. Si repasamos los nombres de las seis mesas en las que se divide el acuerdo comprobaremos que incluyen prácticamente todos los grandes asuntos de Asturias. Las cito:

  • Reactivación económica y empresarial
  • Ordenación territorial y movilidad, digitalización y reto demográfico
  • Sistemas públicos y de protección social
  • Empleo, educación y formación para el empleo y la salud laboral
  • Igualdad entre hombres y mujeres
  • Foro por la industria

No cabe mayor ambición. Este acuerdo no pretende sólo impulsar la actividad empresarial, la creación de empleo y el crecimiento al calor del aprovechamiento de los fondos europeos. Esa, lógicamente, es una meta de primer orden, pero aspira a mucho más: a combinar el dinamismo económico con el fortalecimiento de los servicios públicos, con la respuesta al reto demográfico, con la mejora de la movilidad y, por supuesto, con la igualdad entre hombres y mujeres como rasgo distintivo de la nueva Asturias. Si la anterior concertación ya fue pionera en este campo, ahora toca profundizar y aplicar todas las políticas diseñadas con ese propósito. Como se viene a decir en el acuerdo, Asturias tiene que cerrar todas las brechas. Esa será la mejor Asturias.

A esa misma ambición atribuyo una de las grandes novedades de este acuerdo, la inclusión de una mesa específica de impulso político, concebida para lograr aquellos objetivos que, “por su singularidad, transversalidad o complejidad”, requieran un especial empuje.  Y, ciertamente, se han elegido metas muy notables, como la digitalización, la poda de excesos burocráticos para lograr una Administración más ágil o, de nuevo, la confluencia de medidas a favor de la formación y el empleo juvenil, que, reitero, es un desafío absolutamente prioritario para mi gobierno.

Como veis, tenía razones de fondo para desear acompañaros en esta firma. En muy buena medida, estos compromisos expresan el futuro de Asturias, y yo no quería perder la ocasión de reconocerlo y agradecéroslo. Una vez más, este pacto es un ejercicio de responsabilidad con nuestra tierra. Gracias por asumirlo.


 Acuerdo de concertacion social y economica 2022-2023​​​​​​​ (pdf: 1,9 Mb)