Diecisiete cuevas del arte rupestre paleolítico del norte de España, entre ellas cinco asturianas, han pasado a engrosar el catálogo en el que ya está parte del conjunto del arte prerrománico asturiano.
Las cinco cuevas asturianas son: Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales) y El Pindal (Rivadedeva).
Constituyen ejemplos excepcionales de arte rupestre. Todas poseen un rico y variado repertorio iconográfico, con diversidad de técnicas y estilos. Se trata de las primeras manifestaciones artísticas murales de la historia de la humanidad.
Tito Bustillo reúne algunas de las pinturas y grabados más bellos del Paleolítico, algo que le permite codearse con cuevas de renombre universal como la ya citada Altamira o la francesa de Lascaux. De La Covaciella destaca su panel y la famosa escena de bisontes; El Pindal es uno de los santuarios más completos e interesantes que existen; La Peña de Candamo es una de las grandes apuestas del actual equipo de la Consejería de Cultura, y Llonín es un lugar marcado por la espectacularidad.