Con Denominación de Origen Protegida, este queso es uno de las más antiguos y más extendidos de toda Asturias
Se elabora con leche de vacas de raza Frisona y Asturiana de los valles.
Existen distintas variedades, según su composición y forma: troncónica cuando se utiliza el molde con forma de cono truncado o de calabaza cuando se emplea una gasa que se retuerce en sus cuatro extremos, quedando impresos en el queso los pliegues de la misma. Su altura oscila entre 8 y 12 centímetros y el peso entre 200 a 600 gramos.
La consistencia de la pasta, dependiendo de su maduración, es más o menos blanda. Su color puede ser blanco con tendencia al amarillento, dependiendo de su grado de maduración, o bien rojo anaranjado si se le añade pimentón.
Su sabor es ligeramente ácido, poco o nada salado, cremoso y bastante seco. En los quesos rojos se acentúa convirtiéndose en fuerte y picante. Resulta pastoso y astringente a su paso por la garganta o “pitu”.